8.10.25

El Estado de Bienestar. Entre la Revelación Antigua y la Norma Constitucional

Por un escriba del tiempo

Muchos años. Demasiados, dirán algunos. Los suficientes para entender que la humanidad no aprende, diría yo. He visto caer regímenes que se creían eternos. En diez años. Cinco, a veces. Revoluciones que prometían el paraíso crearon infiernos burocráticos. Y en cada época, lo mismo: gobernantes escribiendo leyes sobre justicia social como si acabaran de descubrir el agua tibia.

No descubren nada. Los profetas hebreos ya lo dijeron. Hace tres milenios.

El Estado de bienestar que armaron después de 1945 —cuando Europa era un campo de escombros y los muertos se contaban por millones— no inventó nada. Tradujo. Puso en lenguaje burocrático algo que estaba en Levítico 19:9-10. Cambia el vocabulario. La estructura es la misma de siempre.

Porque las Escrituras hebreas nunca fueron solo teología. Eran código legal. Duro. Levítico 19:9-10 no sugería al agricultor que "considerara" dejar algo para los pobres si le quedaba tiempo después de sus negocios. Lo ordenaba. Las orillas del campo, sin tocar. Las espigas que caen, ahí quedan. Las uvas que ruedan, no las recojas (Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 2019).

¿Y por qué? Porque tenían dueño. El extranjero. El huérfano. La viuda. Un derecho, no caridad. Deuteronomio 24:19-21 machacó esto hasta el hastío. ¿Olvidaste una gavilla en el campo? Pues mala suerte para ti, ya no es tuya. Sacudiste el olivo, lo que quedó pertenece a otro. Recogiste uvas, las demás tienen dueño (Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 2019).

Farge Collazos (2007) escribiría siglos más tarde sobre "una serie de disposiciones legales que dan derecho a los ciudadanos a percibir prestaciones de seguridad social obligatoria". Correcto. Pero la legislación mosaica no confiaba en la generosidad voluntaria del rico. Lo obligaba. El pobre tenía un derecho exigible sobre tu cosecha. Tú tenías un deber. Punto.

El Salmo 82:3-4 transformó ese mandato económico en función estatal directa. "Defiendan al desfavorecido y al huérfano. Háganles justicia al desamparado y al indigente" (Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 2019).

La autoridad pública tenía que moverse. Actuar. La justicia como abstracción filosófica no servía. Necesitabas intervención del Estado. Real. Concreta.

Luego Jeremías presenció el colapso. El final de Judá. Vio cómo generaciones de gobernantes ignoraron estos mandatos y el reino se desmoronó. Jeremías 22:3-5 es clarísimo: "Defiendan la justicia y la rectitud. Libren a las víctimas de robo de las manos de los estafadores. No maltraten a ningún residente extranjero y no le hagan daño a ningún huérfano ni a ninguna viuda" (Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 2019).

Si obedeces esto, los reyes seguirán entrando en carros por las puertas del palacio. Si no, "esta casa se convertirá en un lugar devastado" (Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 2019).

No es poesía. Es historia documentada.

Ningún Estado sobrevive cuando traiciona sistemáticamente a sus vulnerables. He visto esto repetirse. Una y otra vez. La estabilidad se construye sobre justicia social o no se construye sobre nada.

Amós 2:6-7 fue más directo, casi grosero: "vendieron al justo a cambio de plata y al pobre a cambio de un par de sandalias. Pisotean la cabeza de los pobres contra el polvo de la tierra" (Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 2019).

Cuando tu gobierno te explota en vez de protegerte, se acabó su legitimidad. Cero. La maldición de Deuteronomio 27:19 caía pesada sobre quien negara justicia "al residente extranjero, al huérfano de padre y a la viuda" (Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 2019).

Ahora demos un salto. Veinticinco siglos hacia adelante.

Costa Rica, Sala Constitucional, resolución 10515-2015. Dice que el Estado busca "el mayor bienestar para todos los habitantes del país" basándose en "la solidaridad social, la promoción de la justicia social y la prohibición de discriminaciones" (Sala Constitucional, 2015). No mencionan a Jeremías. Claro que no. Pero repiten su lógica palabra por palabra. Hablan de "una política permanente de solidaridad nacional con asidero en el principio cristiano de justicia social" (Sala Constitucional, 2015).

¿Lo ven? Del profeta al tribunal. Misma idea. Distinto traje.

La Constitución costarricense reconoce "derechos prestacionales relativos a la protección de la familia, los trabajadores, sectores vulnerables de la población, la educación, el ambiente" (Sala Constitucional, 2015). No son favores. Son obligaciones exigibles que el Estado debe cumplir. Como aquella porción de cosecha levítica reservada para el huérfano. Idéntico principio. Distinta época.

La resolución 03548-2020 se enfoca en "los niños, a las madres, al anciano y personas desvalidas" y su necesidad de "una relevante y obligada intervención estatal" (Sala Constitucional, 2020).

Obligada. La palabra clave.

El Tribunal Contencioso Administrativo definió el "deber dual" del Estado: crear las leyes y después "respetar y hacer respetar" esos derechos (Tribunal Contencioso Administrativo, 2015). Porque crear leyes sin ejecutarlas es teatro. Pura pantomima.

Farge Collazos (2007) identificó cuatro pilares del Estado de bienestar posterior a la Segunda Guerra: pleno empleo como objetivo, servicios sociales para todos, nivel mínimo de vida asegurado, administración racionalizada.

Cada pilar tiene ancestro bíblico. Cada uno.

Las espigas olvidadas en el campo significaban trabajo disponible. Quien quisiera recogerlas podía hacerlo. Podía comer. Deuteronomio 24:19-21 conectaba el cumplimiento de estas normas con bendición sobre el trabajo del propietario (Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 2019). La protección del vulnerable traía prosperidad colectiva. No era altruismo. Era construcción social inteligente.

Universalidad. Extranjero, huérfano, viuda. La trilogía se repite constantemente. Sin evaluación de méritos. Sin condiciones de comportamiento. Sin burocracia investigando tu vida. Eres vulnerable, tienes derecho. Así de simple. La Torá lo establecía como provisión pública universal.

El nivel mínimo de vida: distribución obligatoria. Jeremías 22:3 exigía "librar a las víctimas de robo de las manos de los estafadores" (Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 2019). Entendía algo que muchos economistas modernos niegan: la pobreza extrema casi siempre nace de explotación organizada, no de pereza individual.

Y la centralización administrativa. Salmos 82:3-4 y Jeremías 22:3 ordenaban a las autoridades "defender" y "hacer justicia" (Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, 2019). Acción estatal directa. La norma bella escrita en pergamino no alimenta a nadie.

Los orígenes del Estado de bienestar son, según Farge Collazos (2007), "muy entremezclados y heterogéneos: desde fuentes socialistas hasta católicos conservadores".

Por supuesto. El mandato bíblico de proteger al vulnerable no pertenece a ningún partido político. Es fundamento de cualquier sociedad que aspire a llamarse justa. Izquierda, derecha, centro. Da igual. O proteges a tus vulnerables o te desmoronas. Historia pura.

La Sala Constitucional vinculó esto directamente con "el principio cristiano de justicia social" (Sala Constitucional, 2015). No están imponiendo religión. Reconocen genealogía histórica. Las democracias occidentales no sacaron la justicia social de un sombrero mágico en 1945. La heredaron de tradiciones religiosas milenarias. La secularizaron. La convirtieron en derecho positivo ejecutable.

Jeremías lo dijo claro: abandona a los desamparados y tu palacio será ruinas.

El siglo XX demostró que tenía razón. Países que permitieron miseria masiva, exclusión total, explotación sin freno, terminaron en revoluciones sangrientas. Dictaduras brutales. Guerras que mataron millones. El Estado de bienestar apareció después del desastre. Reconocimiento tardío —muy tardío— de algo que los profetas gritaban hace tres mil años: sin justicia distributiva real no existe estabilidad social duradera.

He visto el auge. También la erosión. El consenso de posguerra se desmorona. Crisis fiscales. Cambios demográficos. Migraciones. Y sobre todo: cambios ideológicos. Resurgen discursos viejos sobre condicionar ayuda al mérito personal. Sobre privatizar servicios antes públicos. Sobre cuestionar la solidaridad como principio social vinculante.

Los textos antiguos y las sentencias modernas coinciden: si abandonas a tus vulnerables, abandonas tu estabilidad. El agricultor que cosecha hasta la última espiga, que recoge todo, que no deja nada para el extranjero, rompe algo más profundo que un mandato religioso. Destruye la cohesión social misma.

La Sala Constitucional entiende que el Estado Social de Derecho "no está constreñido a la Administración, sino que se extiende a toda la comunidad nacional, pues se trata de una regla fundamental de la convivencia ciudadana" (Sala Constitucional, 2015).

Jeremías 22:3-5 usó otras palabras: el destino del palacio depende de tu justicia hacia el huérfano y la viuda. Mismo mensaje. Distinto vocabulario.

Las formas cambiaron. Ahora hay prestaciones sociales en vez de gavillas olvidadas en campos. Sistemas de salud pública en vez de aceitunas que nadie recogió del árbol. Seguros de desempleo en vez de uvas dispersas (Seguro de desempleo QUE TEMA).

Pero el principio es idéntico.

Una sociedad se mide —se define— por cómo trata a quienes la fortuna, el mercado o la estructura social colocaron en posición vulnerable. No por sus discursos. Por sus actos hacia los débiles.

La maldición de Deuteronomio 27:19 resuena: maldito quien niegue justicia al extranjero, al huérfano, a la viuda.

No es superstición de pastores antiguos. Es observación histórica verificable. Las democracias que olvidan esto descubrirán, exactamente como Judá, que ninguna institución sobrevive traicionando su razón fundamental de existir: proteger a todos sus habitantes. Todos. Especialmente los desamparados.

He vivido años. He visto demasiado.

No creo que esta vez será distinto.


Referencias

Farge Collazos, C. (2007). El Estado de bienestar. Enfoques19(1-2), 45-54. https://biblat.unam.mx/hevila/EnfoquesLaPlata/2007/no1-2/4.pdf

Sala Constitucional. (2015). Resolución N° 10515-2015.

Sala Constitucional. (2017). Resolución N° 11212-2017.

Sala Constitucional. (2020). Resolución N° 03548-2020.

Tribunal Contencioso Administrativo, Sección VI. (2015). Resolución N° 100-2015.

Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania. (2019). La Biblia. Traducción del Nuevo Mundo (edición de estudio). https://www.jw.org/es/biblioteca/biblia/biblia-estudio/libros/

 

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