28.4.20

Estamos infectados de un virus totalitario.

El 14 de abril de 2020, escribía que el ejecutivo no está actuando conforme dispone la constitución (http://juriscucho.blogspot.com/2020/04/el-ejecutivo-no-esta-actuando-conforme.html) y escuchando las desafortunadas declaraciones del Ministro de Salud del día de ayer, queda completamente claro, que el Ejecutivo pretende, vía ley ordinaria, controlar la vida y existencia de los habitantes del país basado en una situación que se acomoda a sus “criterios” insipientes.  Me preocupa entonces haya una parte del Gobierno que, aprovechando la anormalidad democrática impuesta para luchar contra la pandemia, intente implantar un cambio de modelo político y de derecho (no podría decir económico porque a la fecha no han propuesto nada).  Muchos vemos con asombro como se pretende pasar del actual Estado de Derecho hacia un sistema de Derechos del Estado, algo que el Partido Acción Ciudadana ha venido trabajando desde que está en el poder y a ese comportamiento le son aplicables las palabras de la Dra Guadalupe Sánchez Baena “Cuando las decisiones de los gobernantes dejan de estar sometidas al imperio de la ley, se quiebra el principio de legalidad y muere la democracia liberal”.

Y es que lo que no pocos hemos estado señalando, entre ellos destaco al Licenciado José Miguel Villalobos Umaña y al Licenciado Pablo Barahona Kruger, tiene la suerte de ser una enfermedad que tiene similitud al Covid-19.  Es decir, buena parte de los infectados piensan que son asintomáticos y al manifestarse algunos síntomas de este virus totalitario, le restan importancia asumiendo que se trata de una infección inofensiva. Cuan grande error comete quienes asumen “everything it's gonna be ok”.  No es hasta que el virus ha atacado órganos vitales que muchos adquieren conciencia de lo peligroso de la enfermedad.

Vemos como las propuestas del Gobierno son de restricción de libertades, impuestos, cambio de legislación, exaltación de imagen y todo esto, en nombre de protegernos de calamidades apocalípticas que de no ser por la sapiencia del Gobierno (vaya que la población es imbécil y por suerte les han votado) no sería posible si quiera caminar sin tropezarnos.  El virus totalitario da muestras más que sobradas de que ha iniciado la ofensiva contra el sistema democrático (si recuerdan la UPAD), de que pretende infectarlo, colonizarlo y necrosarlo.

Estoy seguro algunos jamás renunciaríamos a nuestras libertades a cambio de un puesto, una dadiva o semejante, pero acá es peligroso tener contacto, aunque sea virtual con los ya infectados, pues están dispuestos a imponernos a los demás su renuncia para conseguir su premio de consolación. Esto es algo que no demos relativizar ni contemporizar.

Debemos confiar en el presidente del Gobierno o en el Ministro de Salud cuando afirman que sus comportamientos son en pro de la vida de las personas, la respuesta es un ROTUNDO NO.  A mí me aterran aquellos que muestran confianza ciega y me da duda si lo hacen por ser biempensantes en exceso o porque buscan ser colaboradores necesarios de esta transición en la que nos quieren embarcar (vaya que la rebelión de las crayolas es un hito).  Si algo ha demostrado el “los tengo identificados” es que el PAC no paga a traidores, pero gusta de llenar los bolsillos a sus aduladores.

El problema de hacer caso a ciegas a Carlos Alvarado o a Daniel Salas y considerarlo una minucia que debe enmarcarse en la buena voluntad de evitar el apocalipsis zombi en Costa Rica, es que no casa con las instituciones creadas en la Constitución Política para contener ese caballo desbocado que es el Estado, si hablo del Bloque de Legalidad. A no ser, claro está, que se pretenda que identifiquemos el Estado de Derecho con el actual Gobierno del Partido Acción Ciudadana y que sus interpretaciones legales y constitucionales (con las que el alto Tribunal Constitucional de Costa Rica ha sido condescendiente) como palabra sagrada.

Nada es casualidad, los síntomas que muestra nuestra democracia no son los de un simple resfriado o una gripe. Estamos infectados de un virus totalitario que ataca el Estado de Derecho y se burla de 70 años, 5 meses y 20 días de algo que me es claro “Los funcionarios públicos son simples depositarios de la autoridad. Están obligados a cumplir los deberes que la ley les impone y no pueden arrogarse facultades no concedidas en ella”, allí radica el sistema inmunológico garante de nuestras libertades.  El origen de la infección se encuentra en el afán del tonto útil de turno del Partido Acción Ciudadana por el poder, al cual desean aferrarse a toda costa.

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