La
dignidad humana, percibida y valorada en su esencia más pura como el
reconocimiento intrínseco del valor inalienable de cada ser humano, se eleva
con gran solidez y relevancia como un pilar fundamental en los dominios
jurídico y social. Esta comprensión de la dignidad humana supera las fronteras
culturales, geográficas y temporales, consolidándose como la base fundamental
sobre la que descansan los derechos fundamentales y la estructura completa de
las sociedades democráticas y constitucionales. En este marco, la Sala
Constitucional de Costa Rica se posiciona como una entidad jurídica de suma
importancia, desempeñando un papel vital en la salvaguarda y promoción de la
dignidad humana, asegurando que este valor primordial permanezca en el
epicentro de todas las decisiones legales y políticas.
Este
post tiene como objetivo abordar someramente la importancia crítica de la
dignidad humana, examinando su protección jurídica y su papel indispensable en
la creación y sostenimiento de una sociedad justa, equitativa e inclusiva. Para
lograr esto, se integrarán las perspectivas jurisprudenciales más recientes a
la fecha de escribir de la Sala Constitucional de Costa Rica junto con una cita
a las reflexiones éticas y morales del Papa Francisco, expresadas en su
encíclica 'Fratelli tutti'. La Sala Constitucional, en su labor constante de
protección de los derechos fundamentales, ha sido enfática en resaltar la
dignidad humana como un valor supremo y un principio rector en la
interpretación y aplicación de la legislación costarricense.
Con
este post, se busca resaltar la necesidad de adoptar un enfoque integrador que
contemple tanto las dimensiones jurídicas como éticas y morales de la dignidad
humana, comprendiendo que su protección y promoción son responsabilidades
compartidas por todos los actores sociales, incluyendo las instituciones
jurídicas, los individuos y la sociedad en su conjunto. La Sala Constitucional,
a través de sus resoluciones y jurisprudencia, ha jugado un papel crucial en la
consolidación de este enfoque, estableciendo precedentes significativos en la
defensa de la dignidad humana y fijando estándares elevados para su protección.
Este
post busca fomentar el diálogo y la reflexión en torno a la dignidad humana,
resaltando su naturaleza inalienable y su posición central en la construcción
de sociedades más justas, equitativas y respetuosas de la dignidad intrínseca
de cada persona. La Sala Constitucional, en su función de garante de los
derechos fundamentales, emerge como un aliado esencial en este proceso,
asegurando que la dignidad humana continúe siendo un valor tutelado y promovido
en el ámbito jurídico y social de Costa Rica.
La
dignidad humana se manifiesta como el pilar inquebrantable y fundamental de los
derechos fundamentales, desempeñando un papel preeminente en la protección y
plena realización de estos derechos esenciales. La Sala Constitucional de Costa
Rica, en su compromiso constante con la salvaguarda de los derechos humanos, ha
reiterado con contundencia que la dignidad humana es la piedra angular para el
reconocimiento y la efectiva realización del derecho a la igualdad,
constituyendo un componente esencial de cualquier ordenamiento constitucional y
democrático (Sala Constitucional, Resolución Nº 26002 - 2023).
En
este contexto jurídico y social, se subraya con especial énfasis que derechos
fundamentales como la intimidad, la libertad y la igualdad derivan directamente
de la dignidad inherente al ser humano. Estos derechos nacen con la persona y
su existencia y vigencia no están condicionadas por un reconocimiento explícito
en textos legales, sino que se fundamentan en la naturaleza intrínseca del ser
humano. Así, la dignidad humana se establece como un derecho preexistente, que
no requiere de una concesión o reconocimiento externo para ser válido y
efectivo.
La
Sala Constitucional, en su papel de custodia de los derechos fundamentales, ha
sido enfática en destacar que la protección de la dignidad humana es una
obligación ineludible del Estado, y que su reconocimiento es indispensable para
asegurar una sociedad justa, equitativa y libre. En este sentido, la dignidad
humana se erige no solo como un derecho en sí mismo, sino también como un
principio rector que informa e impregna la interpretación y aplicación de todos
los demás derechos y libertades.
La
dignidad humana ocupa un lugar central en el universo jurídico y moral,
actuando como la piedra angular sobre la que se construye todo el edificio de
los derechos humanos. Su protección y promoción son imperativos para el
desarrollo de sociedades que respeten y valoren la dignidad inherente de cada
uno de sus miembros, asegurando así el pleno goce de los derechos y libertades
para todos.
En el
ámbito internacional, los instrumentos de Derechos Humanos han conferido un
reconocimiento especial y prioritario a la dignidad humana, destacándola como
el cimiento fundamental de todos los derechos y libertades que proclaman.
Documentos de una importancia capital y trascendental, tales como la
Declaración Universal de Derechos Humanos, los Pactos Internacionales de
Derechos Civiles y Políticos, y de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
así como la Convención Americana sobre Derechos Humanos, todos ellos, de manera
unánime y decidida, subrayan la imperiosa necesidad de reconocer, respetar y
proteger la dignidad humana como un valor supremo y un derecho inalienable.
Estos
tratados y declaraciones internacionales no solo reconocen la dignidad humana
como un derecho en sí mismo, sino que también la establecen como un principio
rector que debe informar la interpretación y aplicación de todos los demás
derechos humanos. En este sentido, la dignidad humana se convierte en la piedra
angular sobre la que se construye el edificio entero de los derechos humanos,
proporcionando la base ética y moral para la promoción y protección de todos
los derechos y libertades fundamentales.
La
Sala Constitucional de Costa Rica, en su labor de interpretación y aplicación
de los derechos fundamentales, ha hecho eco de este reconocimiento
internacional de la dignidad humana, integrándolo plenamente en su
jurisprudencia y resoluciones. En la Resolución Nº 26002 - 2023, la Sala
Constitucional reafirma la centralidad de la dignidad humana en el ordenamiento
jurídico costarricense, destacando su papel esencial en la garantía de los
derechos y libertades fundamentales y subrayando la obligación del Estado de
proteger y promover este valor fundamental.
La
dignidad humana se erige como un principio universal, reconocido y protegido
por los instrumentos internacionales de Derechos Humanos y por las
jurisprudencias de los tribunales constitucionales, incluyendo la Sala
Constitucional de Costa Rica. Su reconocimiento y protección son esenciales
para la construcción de sociedades justas, equitativas y respetuosas de los
derechos y libertades fundamentales de todos sus miembros.
La
encíclica 'Fratelli tutti', escrita por el Papa Francisco, ofrece una visión
profundamente necesaria y transformadora acerca de la comprensión y salvaguarda
de la dignidad humana, poniendo especial énfasis en contextos donde prevalece
la opresión y el abuso de poder. Esta obra maestra de reflexión ética y moral
argumenta de manera convincente que amar a un opresor no debe interpretarse,
bajo ninguna circunstancia, como un acto de consentimiento hacia sus prácticas
injustas o una validación de su conducta reprobable. Por el contrario, amar en
estas circunstancias se traduce en un compromiso activo y decidido de buscar
estrategias y métodos efectivos que propicien el cese de las acciones
opresivas, y que busquen despojar al opresor del poder mal utilizado, un poder
que distorsiona su humanidad y atenta contra la dignidad de los demás
(Francisco, 2020, p. 242).
En
este marco de reflexión, la defensa de la dignidad humana se configura como una
tarea imperativa que demanda una actitud proactiva, valiente y comprometida. Se
trata de una lucha constante por la justicia, que implica la protección
resuelta de los derechos, tanto propios como de los demás, especialmente de
aquellos que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad. La encíclica del
Papa Francisco nos invita a reflexionar sobre la importancia de reconocer la
dignidad intrínseca de cada persona, incluso de aquellos que puedan haber
cometido actos de opresión.
La
'Fratelli tutti' nos exhorta a no ser indiferentes ante las injusticias y a no
caer en la trampa de la complacencia o la complicidad tácita. Nos anima a ser
agentes de cambio, a trabajar incansablemente por la construcción de una
sociedad más justa, equitativa y solidaria, donde la dignidad humana sea
reconocida, respetada y protegida. La encíclica se erige como un llamado a la
acción, instándonos a todos a ser parte activa en la defensa de la dignidad
humana y en la promoción de un mundo más humano y compasivo.
La
'Fratelli tutti' se convierte, así, en un texto de referencia obligada para
todos aquellos comprometidos con la defensa de los derechos humanos y la
promoción de la dignidad humana. Su mensaje es claro y contundente: la dignidad
humana es un valor inalienable que debe ser protegido a toda costa, y es
responsabilidad de todos contribuir a su salvaguarda y promoción.
La
dignidad humana, al fungir como el cimiento sobre el cual se asientan los
derechos fundamentales, se manifiesta como un derecho inherente e inalienable a
cada individuo, independientemente de su condición, origen o circunstancias. Su
reconocimiento y protección son mandatos imperativos y urgentes, no solo para
asegurar el pleno goce y ejercicio de los derechos y libertades individuales,
sino también para consolidar sociedades que se fundamenten en los principios de
justicia, equidad e inclusión.
La
jurisprudencia costarricense, consciente de la trascendental importancia de
este pilar básico de la humanidad, ha sido categórica y firme al resaltar y
enfatizar la relevancia suprema de la dignidad humana. Los tribunales, y en
particular la Sala Constitucional, han posicionado a la dignidad humana no solo
como un derecho en sí mismo, sino también como un valor y principio esencial
que permea y guía todo el ámbito jurídico y social del país.
Este
enfoque jurisprudencial refleja un compromiso inquebrantable con la protección
de la dignidad humana, entendiendo que de ella derivan todos los demás derechos
y libertades. La Sala Constitucional ha sido un baluarte en la defensa de este
principio, interpretando y aplicando la ley de manera que se garantice y
promueva la dignidad humana en todos los ámbitos de la sociedad.
La
protección de la dignidad humana, en este sentido, se convierte en una tarea
prioritaria y fundamental para el Estado costarricense, que debe velar por su
reconocimiento y respeto en todas las instancias y circunstancias. Es un
imperativo ético y legal que trasciende las fronteras de lo jurídico,
incidiendo directamente en el tejido social y cultural del país.
La
dignidad humana se erige como un pilar irrefutable de la sociedad
costarricense, un derecho inalienable y un valor supremo que guía la acción del
Estado y la sociedad en su conjunto. Su protección y promoción son esenciales
para construir un país más justo, equitativo e inclusivo, donde todos los
ciudadanos puedan disfrutar plenamente de sus derechos y libertades.
La
dignidad humana se revela como un pilar crucial en la creación de sociedades
que se fundamentan en la justicia, la equidad y la inclusión, estableciéndose
como un derecho inalienable y un valor de máxima importancia que demanda ser
protegido y promovido por todos los sectores de la sociedad. En este contexto,
la Sala Constitucional de Costa Rica asume un papel preponderante, garantizando
que la dignidad humana mantenga un rol central en todas las decisiones legales
y políticas.
La
salvaguarda de la dignidad humana trasciende el ámbito jurídico, encontrando
sólidos cimientos en principios éticos y morales, tal y como lo ilustra el Papa
Francisco en su encíclica 'Fratelli tutti'. Bajo esta luz, la enseñanza bíblica
al interpretar en el nuevo testamento “Ojo por ojo y diente por diente” se
convierte en un llamado a la misericordia y al amor incondicional hacia el
prójimo, incluso hacia aquellos que nos han herido. Allí se nos anima a
contrarrestar el mal con el bien, a no resistirnos al injusto y a amar a
nuestros enemigos, evidenciando así que somos hijos de un Padre celestial que
extiende su amor a todos, justos e injustos por igual.
Esta
visión no implica de manera alguna renunciar a nuestros derechos o permitir que
se menosprecie nuestra dignidad. Al contrario, amar en estas circunstancias
implica una búsqueda activa de la justicia, la defensa de nuestros derechos y
los de los demás, y el compromiso con la construcción de un mundo donde la
dignidad humana sea reconocida y valorada por todos. El perdón y el amor al
prójimo no anulan la necesidad de justicia, sino que la fortalecen y la exigen,
buscando siempre la restauración de la dignidad humana y el establecimiento de
una sociedad más justa y compasiva.
La
defensa de la dignidad humana, por lo tanto, se erige como una responsabilidad
compartida que requiere del compromiso y la acción de todos. La Sala
Constitucional de Costa Rica, los principios éticos y morales, y las enseñanzas
de amor y compasión referidas en Mateo 5: 38-40 y 43-47, se entrelazan para
guiarnos hacia la construcción de a sociedad donde la dignidad humana sea el
pilar central, asegurando así que todos los individuos puedan vivir en un
entorno de libertad, igualdad y fraternidad.
Biblia.
(1987). Mateo 5:38-40, 43-47. En Traducción del Nuevo Mundo de las Santas
Escrituras. Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania.
Francisco,
P. (2020). Fratelli tutti (punto 241). Vatican.va. Recuperado el 02 de
noviembre de 2023, a las 08:36 a.m., de https://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html
Sala
Constitucional de Costa Rica. (2023). Resolución Nº 26002 - 2023, Considerando
IV. Nº de sentencia 1-007-1191318. Recuperado a las 11:08 am del 02 de
noviembre de 2023, de https://nexuspj.poder-judicial.go.cr/document/sen-1-0007-1191318
0 comentarios:
Publicar un comentario
Siempre es bien recibida una opinión