Ya no tenemos pacientes[1] en los servicios de salud[2], atrás queda el sistema patriarcal el cual colocaba a la persona solicitante de servicios en una relación vertical, en el que debía gesticular conformidad con los argumentos y tratamientos ofrecidos por el personal sanitario, sin mayor acción en lo referente a su propio problema de salud, razón por la cual se daba la consulta. Para ilustrar tal afirmación expongo el punto de vista del Magister Scientiae en Salud Publica por la Universidad de Costa Rica Allan Abarca Rodríguez[3], el sugiere al paciente como “al agente más proclive a recibir información sesgada y, por ende, incompleta, lo que por un lado reduce su capacidad y disponibilidad de información y, por otro, la posibilidad de solicitar una reivindicación o mejor del servicio”. Añadiendo otra cita del autor, quien afirma existen consumidores en los servicios de salud, a los cuales conceptúa como “aquella persona más reactiva al reclamo, con capacidad de compra del bien o servicio de salud y que, por lo tanto, tiene un poco de información más completa en su relación mercantil”. Estaríamos tal y como el título de la ley lo afirma, ante usuarios de servicios de asistencia sanitaria, que son conscientes de sus derechos y los harán exigibles por los medios que tengan a su disposición. Atrás quedan ejemplos como el mencionado en la obra de Paulo Roberto Motta[4] “(…) la relación usuario-servicio se realiza según un síndrome de nosotros-ellos. Por la excesiva centralización y el paternalismo, la población aprende a convivir con la sumisión y la falta de crédito en relación a los servicios. Personas debilitadas por la enfermedad y sin recursos o alternativas, se someten fácilmente al ‘poder’ establecido en los frentes de atención y no solamente aceptan imposiciones burocráticas para ser atendidos, sino que también reactivan valores tradicionales para conquistar los derechos que les son negados. Por ejemplo, apelan al sentimiento de bondad de los líderes y del personal de atención como último recurso en la búsqueda de derechos que les fueron negados por los canales normales” (Motta; 2001:92-93). Los nuevos usuarios de los servicios de salud no deberán ni se podrá tratarles como otrora se hiciera, en especial dentro de los servicios provistos como parte de la responsabilidad del Estado, asumida y manifiesta en la Constitución Política y sus leyes, en cuanto a velar por el bienestar de los individuos y las familias y respecto a la calidad de vida de los ciudadanos.
[1] Alguien que sufre una enfermedad o alguien que tiene paciencia. La palabra "paciente" deriva del latín patiens (sufriente, sufrido), participio de pati, patior (sufrir). El paciente es el que sufre calladamente.
[2] Sitios debidamente inscritos que brindan asistencia sanitaria. Puede decirse que la articulación de estos servicios constituye un sistema de atención orientado al mantenimiento, la restauración y la promoción de la salud en las personas.
[3] ABARCA, ALLAN, La calidad desde los usuarios del servicio de salud [en línea]: documenting electronic sources on the Internet. 2011 [fecha de consulta: 2 Octubre 2014]. Disponible en: <http://www.saludpublica.ucr.ac.cr/Libro/24%20La%20calidad.pdf>.
[4] Desempeños en equipos de salud. Manual. Primera Edición. Organización Panamericana de la Salud, Organización Mundial de la Salud. FGC, editora. Brasil, 2001.
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